Fa molts anys que em sento atret per l'abat Pierre, és inevitable, la seva figura és una combinació molt poderosa d'espiritualitat i compromís. Per això em va sorprendre llegir aquesta novel·la gràfica d'Edmond Baudoin, un dels autors de còmics amb més personalitat del mercat francès, un artista amb una obra on no t'imagines un espai per una cosmovisió nascuda d'una fe religiosa. Però Baudoin es veu atret pel compromís vital del personatge i s'aproxima a la figura de l'abat a través del dibuix, és un recurs que indica el compromís personal de l'autor amb l'obra. Quan Baudoin es troba amb l'abat els apunts del quadern de dibuix són metàfores de les impressions que provoca en l'autor la personalitat del personatge.
Per descriure millor les virtuts d'aquest còmic d'autor he demanat a Toni Boix, un gran especialista, que em permeti reproduïr la seva ressenya publicada en el portal Zona Negativa.
El abate Pierre, Edmond Baudoin; Altercomics; 72 págs., BN, 13 €.
Si hablando de La Carnicería, la tildábamos de obra formalista, debemos decir que El abate Pierre se sitúa en las antípodas de un planteamiento de ese tipo, por cuanto este cómic de Edmond Baudoin
apuesta fuerte por el arte de matriz hegeliana en el que belleza y
verdad, forma y contenido, se dan la mano en pos de articular un
perspectiva trascendente de la existencia. Seguramente, no es por ello
extraño que Astiberri, editorial que hasta ahora parecía tener la
exclusiva española sobre Baudoin, la haya dejado pasar en beneficio de
Altercomics, como tampoco lo fue en su día que las editoriales que
manejaban a Sfar y Emmanuel Guibert obviasen en su catálogo una serie como Las olivas negras… para satisfacción de Kraken.
Y es que El abate Pierre es un trabajo de sensibilidad similar a esa bella película titulada De dioses y hombres (Des hommes et des dieux) dirigida por Xavier Beauvois;
como Baudoin, un artista francés y ateo que no por ello rehuye la
interpelación vivencial de unos hombres de carne y hueso que hacen de su
vida una opción por la alteridad de todo tipo, incluso la más absoluta.
Decíamos que gente como Baudoin o Beauvois no sólo no rehuyen una
interpelación de semejante índole, demostrando que el progresismo
francés y español difieren en la consideración que otorgan a lo
religioso, sino que luego además se atreven a proyectar a través de su
arte el hálito espiritual que ha impregnado su experiencia. Así sucede
en El abate Pierre, una novela gráfica de factura narrativa sencilla que anuncia bastantes de los motivos que poblarán con posterioridad El viaje, uno de los tebeos más emblemáticos de Baudoin.
Son dos los ejes narrativos sobre los que se construye esta obra,
siendo uno y el más obvio el relato de los encuentros que el autor y un
periodista amigo suyo mantienen con Henri Grouès, el
ángel de los pobres, místico católico famoso por su dedicación a los más
desfavorecidos y por su valentía para denunciar a quienes eran
complices de su desgracia. Las conversaciones con el fundador de las
comunidades solidarias Compañeros de Emaús, en manos de un
autor tan dotado para la delicadeza como Baudoin, se convierten en un
rico muestrario de actitudes vitales enfocadas todas ellas hacia el otro, sea ese otro un
niño, un indigente, un enajenado o el propio Dios. La reivindicación
que hace el capuchino de la fuerza del corazón, así como sus
divagaciones sobre el arte y la contemplación y los puntos de contacto
entre estas dos realidades, son de una gran finura y lucidez y, ya de
por sí, suponen razón más que suficiente como para recomendar
encarecidamente la lectura de este libro, especialmente en estos tiempos
de injusticia y desesperación. Pero es que, además, Baudoin entremezcla
esa profunda mirada sobre la vida y el pensamiento del abate Pierre con
un pequeño y fabulado hilo argumental en el que un grupo de jóvenes de
extrarradio intentan averiguar cómo dar respuesta a su anhelo de algo
impreciso pero radicalmente distinto a lo que están viviendo.
Disgustados con una realidad que sienten les asfixia, cuestionados por
el sufrimiento que les rodea, deseosos de cambiar de vida, acabarán
descubriendo que, a veces, optar por un mundo distinto implica
permanecer en el propio para transformarlo. Sin aspavientos ni
grandilocuencia, tan solo dejándose tocar y afectar por la circunstancia
de aquel que nos es próximo, para luego implicarse en ella. Para el que
esto escribe, un tierno y necesario alegato que, como ya apuntábamos,
escapándose del pincel de un creador tan particular y sensible como
Baudoin, no puede por más que convertirse en un himno a la belleza y,
consiguientemente, al amor… entendidos ambos de forma amplia, como
amplia fue la mirada del abate Pierre y amplios son los horizontes de
este artista francés todavía con mucha obra inédita en España.
Toni Boix
Zona Negativa ( 23 febrer 2012 )
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